En la era de la información y la tecnología, el concepto de patrimonio ha evolucionado para abarcar no solo los bienes culturales tangibles, sino también los recursos digitales que representan una parte invaluable de la historia y la expresión humana. El patrimonio inteligente es el resultado de esta fusión entre lo cultural y lo digital, y se refiere a aquellos recursos únicos que son producto del conocimiento y la creatividad de las personas, generados directamente en formato digital o convertidos a este desde materiales analógicos.
¿Qué es el patrimonio cultural y digital?
Según la Carta de la UNESCO sobre la preservación del patrimonio digital, el patrimonio cultural y digital comprende recursos de carácter cultural, educativo, científico o administrativo, así como información técnica, jurídica, médica y de otras clases. Estos recursos pueden ser textos, bases de datos, imágenes, grabaciones sonoras, material gráfico, programas informáticos o páginas web, entre otros formatos.
El patrimonio digital es efímero por naturaleza y su conservación requiere un trabajo específico en los procesos de producción, mantenimiento y gestión. Sin embargo, muchos de estos recursos poseen un valor e importancia duraderos, y constituyen un legado digno de protección y conservación para las generaciones actuales y futuras. Este patrimonio digital puede existir en cualquier lengua, lugar del entorno y campo de la expresión o el conocimiento humano.
Gracias a las computadoras y otras herramientas informáticas, los seres humanos están creando y compartiendo recursos digitales que valoran y desean transmitir sin restricciones de tiempo ni espacio. Internet ha sido un catalizador importante en la creación y difusión de este patrimonio digital, permitiendo que personas, entidades y comunidades documenten y expresen lo que consideran valioso y desean compartir con las generaciones futuras.
El patrimonio cultural y digital en la actualidad
Es probable que con el tiempo la importancia y la difusión de este patrimonio digital sigan creciendo. El uso cada vez mayor de las tecnologías digitales para documentar y expresar lo que valoramos y deseamos transmitir a las generaciones futuras es una prueba de ello. Además, el desarrollo de nuevas herramientas que permiten la utilización de Internet en diferentes idiomas y alfabetos podría acelerar el crecimiento del patrimonio digital en regiones del entorno que actualmente están en desventaja debido al uso predominante del inglés.
Por lo tanto, garantizar que este patrimonio digital floreciente se mantenga disponible es importante para todos los países y comunidades del entorno. La preservación y protección de estos recursos digitales requiere de estrategias y políticas específicas que permitan su acceso y conservación a largo plazo.
Cómo se divide el patrimonio
El patrimonio se divide en diferentes categorías para facilitar su estudio y preservación. Estas categorías incluyen:
- Patrimonio tangible: compuesto por bienes físicos como monumentos, edificios, objetos, sitios arqueológicos y obras de arte.
- Patrimonio intangible: formado por expresiones culturales y tradiciones orales, como danzas, música, rituales, lenguas, conocimientos tradicionales y prácticas culinarias.
- Patrimonio natural: constituido por la biodiversidad, los paisajes, los ecosistemas y los recursos naturales que son importantes desde un punto de vista cultural y ambiental.
- Patrimonio digital: comprende los recursos digitales generados o convertidos a formato digital, como textos, imágenes, grabaciones sonoras, programas informáticos y páginas web.
Estas categorías no son excluyentes, ya que un mismo bien cultural puede pertenecer a varias de ellas. Por ejemplo, un sitio arqueológico puede ser considerado patrimonio tangible y patrimonio natural si su ubicación y entorno tienen un valor cultural y ambiental significativo.
El significado del patrimonio cultural
El patrimonio cultural es un conjunto de bienes tangibles, intangibles y naturales que forman parte de prácticas sociales y a los que se les atribuyen valores a ser transmitidos y resignificados de una época a otra. Este patrimonio cultural no es estático, sino que se construye constantemente a través de un proceso social y cultural de atribución de valores, funciones y significados.
Los objetos y bienes culturales adquieren su valor en la medida en que se abren a nuevos sentidos y se asocian con la cultura presente que los contextualiza, recrea e interpreta de manera dinámica. El patrimonio cultural no se limita al pasado, sino que también incluye expresiones de la cultura presente y puede rebasar los límites definidos por legislaciones y convenciones internacionales.
Es importante destacar que el valor del patrimonio cultural no radica en la fidelidad a un pasado rescatado, sino en la relación que las personas y las sociedades establecen en el presente con estos testimonios y huellas del pasado. Los ciudadanos no son meros receptores pasivos, sino que son sujetos activos que conocen y transforman la realidad patrimonial, permitiendo nuevas interpretaciones y usos.
En las últimas décadas, el concepto de patrimonio cultural ha experimentado un cambio significativo. Se ha ampliado para incluir nuevas categorías, como el patrimonio intangible, etnográfico e industrial. También se ha otorgado mayor atención a las artes de la representación, las lenguas y la música tradicional, así como a los sistemas filosóficos, espirituales e informativos que constituyen el marco de estas creaciones culturales.
El patrimonio inteligente representa un nuevo enfoque para la preservación y valorización de los recursos culturales y digitales. La fusión entre lo cultural y lo digital ha abierto nuevas posibilidades para la documentación, difusión y conservación del patrimonio de la humanidad.
Es fundamental que los países y comunidades trabajen juntos para garantizar que este patrimonio inteligente se mantenga disponible y accesible para las generaciones presentes y futuras. La protección y conservación de estos recursos digitales requiere políticas y estrategias específicas que promuevan su preservación a largo plazo.
El patrimonio inteligente es un reflejo de nuestra historia, cultura y creatividad, y su preservación es una responsabilidad compartida por todos. Mediante la valorización y difusión de estos recursos, contribuimos a enriquecer nuestra identidad y a fortalecer los lazos entre las personas y las comunidades alrededor del entorno.
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