En 1913, se hizo un descubrimiento en Sudáfrica que despertó la especulación sobre una posible raza de homínidos antiguos con un cerebro un 25 por ciento más grande que el nuestro, con una inteligencia a la altura. Sin embargo, los restos de Boskop también generaron controversia en la comunidad de paleoantropología, ya que los expertos cuestionaron estas afirmaciones extravagantes.
El descubrimiento de los restos de Boskop
Un granjero en el pequeño pueblo de Boskop, a 16 kilómetros al norte de Potchefstroom, descubrió los restos parciales de un cráneo identificado como perteneciente a una mujer de la supuesta raza de Boskop. El cráneo fue reconstruido tomando moldes de los fragmentos, lo que reveló una capacidad craneal aparente de aproximadamente 750 cm3 (centímetros cúbicos). En comparación, las capacidades craneales humanas modernas varían entre 300 cm3 y 500 cmAdemás de la capacidad aumentada, el cráneo era más largo, estrecho y grueso en algunos lugares, en comparación con los humanos modernos.
Se encontraron más restos parciales en las áreas circundantes de Boskop. Se cree que varios huesos parciales de extremidades y una mandíbula mal conservada también pertenecen a esta supuesta especie de homínido. Sin embargo, la falta de restos intactos dificulta su clasificación, por lo que la existencia misma de la raza de Boskop ha sido debatida y negada directamente por expertos.
La teoría de la inteligencia de los Boskopoids
A pesar del escepticismo hacia las características e incluso la existencia de los Boskopoids, un libro publicado en 2008 titulado big brain: the origins and future of human intelligence presentó algunas afirmaciones ambiciosas sobre la inteligencia de la especie.
Escrito por Gary Lynch y Richard Granger, dos destacados neurocientíficos, el libro describe las predicciones sobre la capacidad potencial de inteligencia de los Boskopoids. Describiendo una cabeza agrandada con rasgos pequeños y infantiles, el libro explica que los cerebros agrandados de los Boskopoids conducirían a un aumento del 53 por ciento en el tamaño del córtex prefrontal, un área del cerebro responsable de la planificación y la capacidad de pensar hacia adelante.
De manera romántica, los autores describen las diferentes formas en que los humanos modernos y los Boskopoids recordarían la experiencia de caminar por una calle parisina. Describiendo nuestra memoria como la imagen mental visual del vendedor ambulante, el bistró y la encantadora iglesia, luego describen que los Boskopoids podrían recordar la música que proviene del bistró, las conversaciones de otros paseantes y la peculiar ventana sobre la puerta de la iglesia.
En uno de los fragmentos más controvertidos, los autores describen la inteligencia en relación con los puntajes de CI, afirmando que el tamaño del cerebro representa entre el 10 y el 20 por ciento de la puntuación en una prueba de CI en los humanos modernos. Utilizando esta cifra, predicen que los Boskop, con cerebros un 30 por ciento más grandes, tendrían un puntaje promedio de CI de 149, mientras que los humanos modernos tienen un promedio entre 85 y 11
Las críticas y el debate
Aunque la precisión de los puntajes de CI para predecir la inteligencia es ampliamente disputada, las afirmaciones específicas presentadas en el libro han sido fuertemente cuestionadas por los antropólogos, quienes ponen en duda los antecedentes de los autores en campos relevantes. Uno de los expertos más críticos al respecto, John Hawks, publicó entradas sobre el libro en su blog, que se centra en paleoantropología, genética y evolución.
Hawks explica que lo que sucedió es que un pequeño conjunto de cráneos grandes se tomó de una muestra mucho más grande de cráneos variados y se les dio el nombre de 'boskopoides'. esta selección se hizo inicialmente casi sin tener en cuenta las asociaciones arqueológicas o culturales; cualquier cráneo grande y antiguo era un 'boskop', enfatizando la dificultad de clasificar de manera definitiva restos tan escasos e incompletos.
Cuestionando el supuesto aumento del 53 por ciento en el tamaño del córtex prefrontal, Hawks especula que esta suposición se relaciona con el aumento del 10 al 20 por ciento en el tamaño del córtex prefrontal entre los humanos y los chimpancés. Afirma que no hay razón para suponer que habría una expansión adicional específica de esta parte del cerebro y que la escala probablemente esté relacionada con el tamaño general del cerebro.
Además, Hawks enfatiza la falta de evidencia literaria para las afirmaciones hechas en el libro, ya que los Boskopoids no han sido mencionados por los antropólogos desde 195Luego explica: no existe tal cosa como una 'estimación de ci' para un humano fósil; eso es completamente absurdo, cuestionando por qué dos neurocientíficos eligieron escribir sobre la evolución del cerebro utilizando información antropológica completamente obsoleta.
A pesar de que big brain: the origins and future of human intelligence presenta una idea incorrecta en gran medida de una supuesta superespecie extinta de homínidos, los restos encontrados en Boskop siguen siendo una pequeña parte de la maravilloso historia de la evolución humana en el sur de África.
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