Síndrome de asperger: ¿qué es y cómo ha cambiado?

El síndrome de Asperger fue descrito por primera vez en 1944 por el pediatra austriaco Hans Asperger, a partir de la observación de un grupo de niños con dificultades para integrarse socialmente, falta de empatía, con cierta torpeza física y que carecían de habilidades de comunicación no verbal. Sin embargo, a día de hoy no existe clínicamente el síndrome de Asperger, ya que desde el año 2013, este trastorno del neurodesarrollo se considera parte del Trastorno del Espectro Autista (TEA). Aunque se sigue utilizando la denominación de síndrome de Asperger en el ámbito coloquial y se celebra el Día Internacional del síndrome de Asperger cada 18 de febrero.

Índice
  1. Características del síndrome de Asperger
  2. ¿Cómo se diagnosticaba antes?
  3. ¿Cómo se diagnostica ahora?
  4. Falsos mitos sobre el síndrome de Asperger
  5. Falta de concienciación social

Características del síndrome de Asperger

El síndrome de Asperger se manifiesta de diferente forma en cada persona, pero todas tienen en común una discapacidad significativa en el área social. Algunas de las características comunes incluyen:

  • Dificultades para la interacción social
  • Alteraciones de los patrones de comunicación no verbal
  • Intereses restringidos
  • Inflexibilidad cognitiva y comportamental
  • Dificultades para la abstracción de conceptos
  • Interpretación literal del lenguaje
  • Dificultades en las funciones ejecutivas y de planificación
  • Interpretación de los sentimientos y emociones

Es importante destacar que las personas con síndrome de Asperger tienen un desarrollo del lenguaje e intelectual normal, a diferencia de las personas con autismo que suelen tener dificultades en el lenguaje y una capacidad cognitiva por debajo de la normalidad.

¿Cómo se diagnosticaba antes?

Antes de la publicación del DSM-V en 2013, el síndrome de Asperger se diagnosticaba clínicamente. Según el IV Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-IV), los profesionales debían valorar seis criterios a la hora de diagnosticar a una persona con síndrome de Asperger. Estos criterios incluían:

  1. Alteración cualitativa de la interacción social
  2. Patrones de comportamiento, intereses y actividades restrictivos, repetitivos y estereotipados
  3. Deterioro clínicamente significativo de la actividad social, laboral y otras áreas importantes
  4. No hay retraso general del lenguaje clínicamente significativo
  5. No hay retraso clínicamente significativo del desarrollo cognoscitivo ni del desarrollo de habilidades de autoayuda propias de la edad
  6. No cumple los criterios de otro trastorno generalizado del desarrollo ni de esquizofrenia

¿Cómo se diagnostica ahora?

A partir de la publicación del DSM-V en 2013, ya no se diagnostica clínicamente el síndrome de Asperger. En su lugar, se considera parte del Trastorno del Espectro Autista (TEA). El DSM-V especifica tres niveles de gravedad en los síntomas, según el nivel de apoyo necesario. Estos niveles son:

  • Grado 1: necesita ayuda
  • Grado 2: necesita ayuda notable
  • Grado 3: necesita ayuda muy notable

Dependiendo de la afectación en las áreas de comunicación social y comportamientos restringidos y repetitivos, la persona será diagnosticada con un grado específico.

Falsos mitos sobre el síndrome de Asperger

Es importante desmitificar algunos falsos mitos sobre el síndrome de Asperger. Uno de los más extendidos es que las personas con síndrome de Asperger son más inteligentes de lo normal. Sin embargo, la mayoría tiene un cociente intelectual promedio y solo un 10% tiene altas capacidades.

Otro mito es que las personas con síndrome de Asperger rechazan relacionarse con los demás. En realidad, tienen interés en hacerlo, pero también enfrentan dificultades en la interacción social. Tampoco tienen problemas para expresarse mediante el lenguaje, aunque pueden tener dificultades con el tono o volumen. Además, pueden presentar comportamientos disfuncionales al sentirse incomprendidos, pero no son más agresivos que el resto.

Falta de concienciación social

Las personas con síndrome de Asperger se enfrentan a una falta de conocimiento y conciencia social sobre el trastorno, lo cual contribuye a la perpetuación de mitos y estereotipos negativos. Es fundamental promover un diagnóstico precoz y brindar oportunidades de participación en la sociedad y en el ámbito laboral para estas personas.

En este sentido, la nueva Ley de Empleo reconoce a las personas con TEA como colectivo de especial vulnerabilidad, lo que facilita su integración laboral y garantiza su protección.

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