En la actualidad, los países de América Latina y el Caribe se enfrentan a un desafío importante en cuanto a sus sistemas de salud. Por un lado, la demanda de atención médica de calidad y equitativa es cada vez mayor, pero por otro lado, los recursos disponibles son limitados. Ante esta situación, surge la necesidad de encontrar formas de lograr más salud, equidad y protección financiera con los recursos disponibles. Es aquí donde entra en juego el concepto de gasto inteligente en salud.
Qué es un gasto inteligente
El gasto inteligente en salud se refiere a políticas y estrategias que permiten obtener el mayor valor en salud posible dentro de un presupuesto determinado. Esto implica tomar decisiones de gasto más eficientes, adquiriendo bienes y servicios de salud que proporcionen más valor en relación con su costo. Para lograrlo, es necesario implementar herramientas y políticas como la priorización explícita, la evaluación de tecnologías sanitarias y la definición de planes de beneficios de salud.
Además, el gasto inteligente también busca encontrar formas de lograr mejores acuerdos en la compra de bienes y servicios de salud, ya sea mediante la mejora de la administración y gestión de los procesos de compra, la negociación de precios más bajos o la regulación de precios.
Otro aspecto fundamental del gasto inteligente es reducir el gasto en servicios, medicamentos o dispositivos que no aportan valor a la salud o que son ineficientes. Esto implica desinvertir en servicios con poco o ningún beneficio para la salud y reducir los desperdicios clínicos, operativos y administrativos.
Finalmente, el gasto inteligente busca construir y respaldar sistemas de salud que gasten de manera más inteligente a través de una mejor gobernanza, leyes y regulaciones claras, recursos y personal adecuados, sistemas de información eficientes y suficiente autonomía con rendición de cuentas.
Por qué es importante el gasto inteligente en salud
En la región de América Latina y el Caribe, los recursos financieros disponibles para la atención en salud son cada vez más limitados. Esto se debe a diversos factores como la baja recaudación fiscal, los altos niveles de deuda y los choques macroeconómicos derivados de la guerra y la pandemia de COVID-1Al mismo tiempo, las demandas sobre el gasto en salud aumentan a medida que los países tienen mayores ingresos, adoptan nuevas tecnologías y se enfrentan al envejecimiento de la población y al aumento de enfermedades crónicas.
Ante esta situación, es fundamental invertir los recursos disponibles de manera más eficiente para avanzar hacia la Cobertura Universal en Salud y mejorar la salud de la población. El gasto inteligente en salud permite aprovechar al máximo los recursos limitados, generando ahorros significativos y mejorando los resultados en salud.
Por ejemplo, reasignar el 10% de los presupuestos de salud a bienes y servicios que proporcionen un mayor valor en salud podría extender la vida de 1,6 millones de personas en 10 años de vida saludable. Además, las compras conjuntas de medicamentos podrían ahorrar a los gobiernos alrededor de $400 millones de dólares al año, lo que representa aproximadamente el 1% de sus presupuestos de salud. Estos ahorros pueden ser reinvertidos en el sistema de salud, generando beneficios adicionales para la población.
Enseñando a ahorrar desde pequeños
El concepto de gasto inteligente no solo aplica a nivel macroeconómico, sino también a nivel personal. Enseñar a los niños desde pequeños el valor del dinero y la importancia de tomar decisiones financieras inteligentes puede marcar la diferencia en su vida adulta.
Es fundamental que los niños aprendan a ahorrar desde temprana edad. El ahorro es el primer paso para poder cumplir sus sueños, tener una vida financiera saludable y enfrentar imprevistos. Desde pequeños, se les puede enseñar a guardar dinero para utilizarlo más adelante, fomentando así el hábito del ahorro.
Además, enseñar a los niños sobre finanzas personales también les permite comprender la importancia del consumo responsable y la salud financiera. Desde temprana edad, se les puede transmitir la importancia de apagar la luz al salir de una habitación, no desperdiciar alimentos y reciclar, entre otros hábitos responsables. Estos mensajes no solo contribuyen a la salud del planeta, sino que también ayudan a desarrollar una mentalidad de consumo inteligente.
El gasto inteligente en salud es fundamental para lograr más salud, equidad y protección financiera con los recursos disponibles. Implementar políticas y estrategias de gasto inteligente permite maximizar el valor en salud, reducir los desperdicios y generar ahorros significativos. Además, enseñar a los niños sobre finanzas personales y fomentar el ahorro desde temprana edad sienta las bases para una vida financiera saludable y responsable.
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