Altas capacidades: inteligencia superior y su desarrollo

Las Altas Capacidades, también conocidas como superdotación o inteligencia superior, son un concepto que ha evolucionado con el tiempo. Aunque no existe una definición universalmente aceptada, se considera que una persona posee Altas Capacidades cuando su Cociente Intelectual (CI) es igual o superior a 130, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, los expertos en el campo ya no se limitan únicamente a medir el CI, sino que también tienen en cuenta otros indicadores como la creatividad, el estilo de aprendizaje y el desarrollo evolutivo para evaluar la alta capacidad intelectual.

Índice
  1. ¿Cómo detectar a los alumnos de Altas Capacidades?
  2. Un potencial para desarrollar
  3. Una forma de aprender diferente
  4. Una forma de sentir diferente
  5. Un desarrollo asincrónico

¿Cómo detectar a los alumnos de Altas Capacidades?

Los alumnos con Altas Capacidades se caracterizan por su alta velocidad de aprendizaje y su curiosidad por adquirir conocimientos en profundidad. No todos ellos presentan un alto rendimiento académico, ya que algunos pueden mostrar una conducta disruptiva en el aula o incluso ocultar sus capacidades por miedo a no encajar. Además, es importante destacar que estos alumnos también pueden presentar dificultades de atención, hiperactividad o doble excepcionalidad, lo cual dificulta su identificación.

Es fundamental que los profesores estén atentos a las señales de las Altas Capacidades y no confundan el alto rendimiento académico con la inteligencia superior. Muchas veces, los niños con Altas Capacidades pueden mostrar inquietud, rebeldía y dificultad para aceptar normas que no son razonadas. La sensibilidad emocional también es un rasgo común en estos alumnos, quienes pueden experimentar emociones intensas y desarrollar fuertes vínculos con personas, lugares y cosas.

Un potencial para desarrollar

Las Altas Capacidades no son solo una característica estática, sino que representan un potencial para desarrollar. Sin embargo, para que este potencial se convierta en un talento tangible, es necesario que la escuela y la familia trabajen juntas para fortalecer el carácter y la personalidad del niño, ofreciéndole estímulos y retos acordes a sus capacidades. Tener en cuenta que algunos niños con aptitudes excepcionales pueden no mostrar un rendimiento excepcional debido a circunstancias ambientales o problemas de motivación.

Una forma de aprender diferente

El cerebro de los niños con Altas Capacidades funciona de manera diferente. Poseen una mayor capacidad lógica, un vocabulario más desarrollado y aprenden a un ritmo más rápido que sus compañeros. Además, muchos de ellos poseen habilidades que no se destacan en el sistema educativo actual, como la visión estratégica, la creatividad y la resolución de problemas complejos. Sin embargo, el currículum educativo puede limitar su aprendizaje y no permitirles profundizar en áreas de interés que no están contempladas en ese momento.

Una forma de sentir diferente

Las personas con Altas Capacidades también experimentan el entorno de manera diferente debido a su especial sensibilidad. Sus emociones son intensas y pueden sentirse abrumados por situaciones que otros considerarían insignificantes. Es fundamental comprender y respetar esta sensibilidad, ya que forma parte de su identidad y puede influir en su desarrollo emocional.

Un desarrollo asincrónico

Los niños con Altas Capacidades suelen experimentar un desarrollo asincrónico, es decir, su desarrollo intelectual puede ir por delante de su crecimiento emocional y social. Esto puede generar desajustes en su capacidad para gestionar emociones y expresar su razonamiento de manera adecuada. Además, esta asincronía puede hacerles parecer más inmaduros de lo que realmente son y dificultar su adaptación social.

Las Altas Capacidades representan una forma única de inteligencia superior al término medio. Estos niños poseen un potencial para desarrollar, una forma de aprender y sentir diferente, y experimentan un desarrollo asincrónico. Es fundamental que los profesionales de la educación estén preparados para detectar y atender adecuadamente a estos alumnos, brindándoles los estímulos y retos necesarios para que desarrollen todo su potencial y sean capaces de alcanzar un rendimiento acorde a sus capacidades.

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