La discapacidad intelectual es un trastorno que afecta significativamente la función intelectual de una persona, dificultando su comprensión y respuesta ante diversas situaciones de la vida diaria. Según la Asociación Española de Pediatría, aproximadamente el 1% de la población en España tiene algún tipo de discapacidad intelectual. En este artículo, exploraremos en detalle la discapacidad intelectual grave y sus implicaciones.
Tipos de discapacidad intelectual
Existen varios tipos de discapacidad intelectual, que se clasifican según el grado de afectación y el cociente intelectual (CI) de la persona.
Discapacidad intelectual leve
Las personas con discapacidad intelectual leve presentan dificultades en el aprendizaje, pero con el apoyo adecuado pueden llevar una vida autónoma, incluyendo su faceta profesional. A veces tienen dificultades para expresar sus emociones y tomar decisiones importantes. El CI de estas personas se encuentra entre 50 y 70.
Discapacidad intelectual moderada
La discapacidad intelectual moderada implica un nivel de comprensión inferior al leve y requiere asistencia continua en la vida diaria. Estas personas pueden realizar ciertas tareas laborales y domésticas de forma independiente, pero con ayuda. El CI de las personas con discapacidad intelectual moderada es inferior a 50-5
Discapacidad intelectual grave
Las personas con discapacidad intelectual grave presentan dificultades significativas en la comprensión y comunicación, pero pueden participar en ciertas actividades adaptadas. Es común que este grado de discapacidad esté acompañado de alteraciones físicas y/o sensoriales. El CI de estas personas está por debajo de 20-2
Discapacidad intelectual profunda
La discapacidad intelectual profunda es el nivel más grave de discapacidad intelectual. Las personas con este grado de discapacidad requieren cuidados constantes y permanentes, y es difícil que puedan realizar cualquier actividad de forma autónoma con los recursos y herramientas actuales.
Síntomas de la discapacidad intelectual
Se estima que aproximadamente el 1% de la población española tiene algún tipo de discapacidad intelectual. Los síntomas suelen ser evidentes en los primeros meses de vida, especialmente si la discapacidad es de origen prenatal o durante el parto. Estos síntomas incluyen déficits en el funcionamiento intelectual y adaptativo.
Es importante destacar que la discapacidad intelectual a menudo se asocia con otras enfermedades o trastornos, como discapacidades motoras o neurosensoriales. La detección temprana es crucial para estimular y desarrollar las habilidades de las personas con discapacidad intelectual. En el caso de discapacidades adquiridas en la vida adulta, la estimulación y el aprendizaje de habilidades adaptativas también son fundamentales para lograr el mayor grado de funcionalidad posible.
Discapacidad intelectual y empleo
Las tasas de empleo y actividad de las personas con discapacidad intelectual están por debajo de la media de las personas con discapacidad en general. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de actividad de las personas con discapacidad intelectual es del 27,5%, mientras que la tasa de empleo es del 17,2%, casi 10 puntos por debajo de la media de las personas con discapacidad.
Estas cifras reflejan las barreras existentes para la inclusión laboral de las personas con discapacidad intelectual. Es fundamental derribar estas barreras y trabajar hacia la inclusión laboral de estas personas, brindándoles oportunidades para desarrollar un proyecto de vida independiente y normalizar su vida.
Desde la Fundación Adecco, nos comprometemos plenamente con el empleo de las personas con discapacidad intelectual y trabajamos para revertir estas cifras. Si estás buscando trabajo y tienes discapacidad intelectual, te invitamos a consultar nuestro portal de empleo para encontrar oportunidades laborales adecuadas para ti.
Enfermedades asociadas a la discapacidad intelectual
El tratamiento y las necesidades de apoyo para las personas con discapacidad intelectual varían según su competencia social y función cognitiva. Es fundamental contar con un equipo multidisciplinario que brinde apoyo y asesoramiento a la familia y al niño desde el momento en que se confirma o sospecha la discapacidad intelectual.
Se desarrollan programas integrales y personalizados con la ayuda de especialistas adecuados, incluyendo educadores. El equipo multidisciplinario también debe incluir profesionales de la salud mental para tratar trastornos concomitantes como la depresión.
Es importante que los niños con discapacidad intelectual vivan en su hogar o en residencias comunitarias, siempre que sea posible. La familia puede recibir apoyo psicológico y colaborar con centros de día y servicios de ayuda doméstica y de relevo. El entorno en el que viven debe fomentar la independencia y el aprendizaje de habilidades necesarias para lograr este objetivo.
En cuanto a la educación, se recomienda que los niños con discapacidad intelectual asistan a guarderías o escuelas adaptadas que incluyan compañeros sin discapacidad cognitiva. La legislación, como la Individuals with Disabilities Education Act (IDEA) en los Estados Unidos, garantiza que todos los niños con discapacidades reciban oportunidades educativas adecuadas en entornos inclusivos.
La discapacidad intelectual grave representa una gran insuficiencia de la inteligencia que afecta significativamente la vida de las personas. Es fundamental trabajar hacia la inclusión laboral y social de estas personas, brindándoles las oportunidades y el apoyo necesarios para desarrollar una vida independiente y satisfactoria.
Si quieres conocer otras notas parecidas a Discapacidad intelectual grave: una mirada detallada puedes visitar la categoría Inteligencia.