En el siglo XIX, Francis Galton, primo de Charles Darwin, desarrolló la teoría de la inteligencia hereditaria en su obra genio hereditario publicada en 186Galton argumentaba que la inteligencia, al igual que otras características anatómicas y fisiológicas, es una propiedad heredable y seleccionable por la naturaleza.
El estudio de Galton
Para respaldar su teoría, Galton realizó extensos análisis estadísticos sobre las capacidades de las personas y presentó árboles genealógicos de familias célebres para demostrar cómo el genio, la inteligencia y el talento aparecían continuamente a lo largo de distintas generaciones.
Según Galton y otros defensores del darwinismo social, las condiciones sociales en las que vivían ciertos grupos de personas eran el resultado directo de su inteligencia o de su falta de ella, y no al revés. Según esta visión, la pobreza, la falta de educación y la falta de salud eran el producto de una supuesta falta natural de capacidad en ciertos grupos de individuos, en contraste con un grupo minoritario que, supuestamente, merecía la riqueza y la cultura debido a su preparación e inteligencia natural.
Además de Galton, otros científicos también desarrollaron teorías relacionadas con el darwinismo social. Uno de ellos fue Cesare Lombroso, un científico italiano que postuló la existencia de un criminal nato. Según Lombroso, algunas personas tendrían una predisposición biológica hacia la criminalidad y ninguna intervención social podría cambiar esta predisposición. Lombroso incluso sostuvo que se podía identificar a los criminales a través de sus rasgos faciales y corporales.
Otro ejemplo es Alfred Binet, un científico estadounidense que desarrolló pruebas de inteligencia cuantificables para medir la capacidad intelectual de las personas. Estas pruebas, conocidas como coeficiente intelectual (IQ), fueron utilizadas para argumentar la supuesta inferioridad intelectual de ciertas poblaciones, como africanos, afroamericanos, judíos y orientales. Sin embargo, no se tuvieron en cuenta los sesgos culturales y lingüísticos presentes en las pruebas, lo que llevó a conclusiones erróneas sobre la inteligencia de estas poblaciones.
El darwinismo social tuvo graves consecuencias en el siglo XX, como la discriminación racial y étnica, y la justificación de políticas de exclusión y exterminio. Durante el período del tercer Reich en Alemania, el gobierno nazi utilizó teorías basadas en la supervivencia del más apto para llevar a cabo el exterminio de más de 6 millones de personas, incluyendo judíos, comunistas, homosexuales y gitanos.
Es importante señalar que estas teorías y prácticas racistas y discriminatorias no tienen base científica sólida y han sido ampliamente refutadas. La inteligencia no es exclusivamente hereditaria y está influenciada por una variedad de factores, incluyendo el entorno y las oportunidades de educación.
Futuras investigaciones
A pesar de los errores del pasado, el estudio de la inteligencia y su relación con la genética continúa siendo un tema de interés para los científicos. Investigaciones recientes han demostrado que existen factores genéticos que pueden influir en la inteligencia, pero también se reconoce la importancia del entorno y la educación en el desarrollo de las capacidades intelectuales.
La teoría de la inteligencia hereditaria propuesta por Francis Galton en el siglo XIX fue parte del darwinismo social, una corriente que utilizó la ciencia de manera errónea para justificar discriminación y exclusión. Sin embargo, es necesario destacar que estas teorías no tienen base científica sólida y han sido ampliamente refutadas. La inteligencia es un concepto complejo y multifactorial, influenciado por una variedad de factores genéticos y ambientales.
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