Los delfines son conocidos por su naturaleza juguetona y su inteligencia excepcional. Estos magníficos mamíferos marinos han capturado la imaginación de las personas durante siglos, y su comportamiento lúdico y astuto los ha convertido en uno de los animales más queridos y maravillosos del entorno acuático.
¿Por qué los delfines son tan juguetones?
El juego es un aspecto importante en la vida de los delfines, quizás incluso esencial. El juego brinda oportunidades para que las crías de delfines practiquen y perfeccionen sus habilidades locomotoras, incluidas aquellas involucradas en estrategias y comportamientos de búsqueda de alimento y apareamiento. A través del juego, los delfines aprenden a moverse con agilidad y coordinación, lo cual es crucial para su supervivencia en su entorno acuático.
Además, el juego también sirve como una forma de socialización y comunicación entre los delfines. Jugar juntos fortalece los lazos entre los miembros de un grupo y promueve la cooperación y la cohesión social. Los delfines pueden jugar con objetos, como algas marinas o conchas, interactuar con otros animales marinos e incluso jugar con los humanos.
Los delfines juegan por diversión
Los delfines disfrutan del juego y lo hacen por diversión. Incluso entre los adultos, juegan entre ellos, con objetos e incluso con su comida. Incluso les gusta jugar con las personas, lo que puede ser la razón por la cual las personas disfrutan tanto de los delfines.
Los delfines aprenden rápidamente los juegos humanos y también inventan sus propios juegos y los enseñan a las personas. Saltan y hacen acrobacias fuera del agua, y surfear por las olas junto a los surfistas humanos, ¡solo por diversión!
La admiración por los delfines y las marsopas existe desde el comienzo de la civilización. Esta antigua pintura mural griega fue pintada hace más de 3,000 años. Es uno de los ejemplos más antiguos conocidos de delfines en el arte.
La mayoría de los delfines disfrutan de montar y saltar en las olas creadas por los barcos que se mueven por el agua. Mientras montan estas olas, los delfines pueden alcanzar más de 35 millas por hora sin mover ni siquiera sus colas.
En algunas partes del entorno, los delfines salvajes nadan hasta la orilla para jugar con las personas. Pero, por amigables que sean estos delfines, es importante que las personas sean cautelosas al jugar con ellos.
La inteligencia de los delfines
Los científicos aún se preguntan sobre la inteligencia de los delfines. Los delfines y los humanos tienen cerebros grandes con muchas circunvoluciones. ¿Significa eso que los delfines son tan inteligentes como las personas? En realidad, el patrón de plegado del cerebro de un delfín se asemeja más al patrón de plegado de los mamíferos ungulados.
Nadie sabe por qué los delfines empujan a las personas u objetos hacia la orilla, pero lo han hecho muchas veces. Durante la Segunda Guerra Mundial, un grupo de aviadores estadounidenses quedó varado en una balsa cuando dos delfines llegaron y los empujaron hacia la tierra.
Los delfines jugarán con casi cualquier cosa: pelotas, plumas, maderas flotantes, algas marinas e incluso su comida cuando están llenos. También juegan con otros animales marinos, como tortugas, peces, focas, aves y ballenas, ya sea que los demás animales quieran jugar o no.
Aunque los delfines tienen aletas en lugar de manos, aún usan herramientas, lo cual es otro signo de inteligencia. Por ejemplo, utilizan arrecifes de coral como herramientas para atrapar peces. Atrapan a los peces dentro de la barrera y luego se lanzan para alimentarse.
Durante miles de años, las personas en Brasil han dependido de los delfines para ayudarlos a pescar. Cuando se acerca un banco de peces, el delfín hace un chapoteo en el agua. Luego, el pescador lanza su red. El delfín se come los peces que no quedan atrapados en la red.
Los delfines son criaturas verdaderamente maravillosos. Su naturaleza juguetona y su inteligencia excepcional los distinguen de otros animales marinos. El juego es una parte integral de su vida y les permite desarrollar habilidades importantes para su supervivencia. Su capacidad para interactuar y jugar con otros delfines, con objetos y con los humanos demuestra su naturaleza amigable y social.
La inteligencia de los delfines sigue siendo objeto de estudio y fascinación. Su capacidad para aprender y utilizar herramientas, así como su comportamiento altruista hacia los humanos, son solo algunos ejemplos de su inteligencia y adaptabilidad. Los delfines son verdaderamente criaturas asombrosas que merecen nuestro respeto y protección en el entorno marino.
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