Eficiencia energética en edificios inteligentes: optimizando consumo y rendimiento

Los edificios inteligentes, también conocidos como smart buildings, son aquellos que integran tecnología y el Internet de las cosas (IoT) para proporcionar soluciones a los problemas tradicionales de gasto excesivo e ineficiencia en la construcción y el uso de edificios. En un edificio inteligente, todos los sistemas están conectados, desde el aire acondicionado hasta la seguridad y la iluminación.

Mediante el uso de sensores, como contadores de ocupación y personas, se puede recopilar datos relevantes sobre cómo se utiliza realmente el edificio, lo que permite que funcione de manera más eficiente. Estos son cinco de los principales beneficios de los edificios inteligentes:

Índice
  1. Reducción del consumo de energía
  2. Mejora de la eficiencia del edificio
  3. Mantenimiento predictivo
  4. Aumento de la productividad
  5. Mejor uso de los recursos
  6. Regulación
  7. Características del mecanismo de calificación

Reducción del consumo de energía

Las cifras varían dependiendo de los sistemas y los edificios, pero se estima que se puede reducir el consumo de energía en un edificio entre un 5% y un 35% mediante el uso de tecnología inteligente. Esto se traduce en ahorros financieros significativos, así como en un enfoque mucho más eficiente y efectivo para cumplir con los objetivos medioambientales.

Mejora de la eficiencia del edificio

Los sensores discretos proporcionan datos anónimos sobre cómo se utiliza el edificio. Esto permite que los sistemas inteligentes realicen ajustes en cuanto a dónde se necesita calor y luz, por ejemplo, y en el uso de infraestructuras como el aire acondicionado.

Los sensores también ayudan a identificar áreas sobreutilizadas y subutilizadas en el edificio, lo que brinda la oportunidad de optimizar la utilización del espacio y facilitar el crecimiento.

Mantenimiento predictivo

Los costos de mantenimiento pueden ser sustanciales cuando se manejan de forma manual. Sin embargo, sin un mantenimiento adecuado, los equipos del edificio requieren reemplazos mucho más frecuentes, lo que afecta el presupuesto. Los edificios inteligentes permiten un mantenimiento predictivo más sencillo.

Los sensores pueden detectar el rendimiento del edificio y activar procedimientos de mantenimiento antes de que se genere una alerta. Cuando se tiene una visión más detallada de cómo opera y se utiliza el edificio, es mucho más fácil implementar el mantenimiento en el momento adecuado.

Aumento de la productividad

Los edificios inteligentes han sido diseñados específicamente para brindar una experiencia más cómoda a sus ocupantes. Pueden elevar los estándares y garantizar que se cumplan las consideraciones de salud y seguridad, así como asegurarse de que esto se implemente de manera eficiente en términos de costos.

Los edificios inteligentes hacen que las personas sean más productivas al monitorear continuamente el uso del edificio y ajustar los sistemas para garantizar que los ocupantes tengan las instalaciones que necesitan.

Mejor uso de los recursos

Los datos generados por un edificio inteligente proporcionan información clave que se puede utilizar para una planificación más eficiente y un mejor uso de los recursos. Esto elimina la necesidad de basarse en conjeturas o datos anecdóticos, ya que se puede contar con información en tiempo real y de calidad.

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La eficiencia energética en los edificios es un tema crucial en la actualidad. La calificación energética de los edificios es el mecanismo oficial utilizado para evaluar y comparar la eficiencia energética e integración de energías renovables en los edificios, tanto a nivel nacional como a nivel europeo.

Este mecanismo se establece a través de directivas europeas y se regula a nivel nacional mediante decretos y normativas específicas. Su objetivo es fomentar la reducción del consumo de energía y las emisiones de CO2 en los edificios.

Regulación

Las primeras exigencias para la calificación energética de los edificios se establecieron en la Directiva 2002/91/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, y se transpusieron a nivel nacional mediante el Real Decreto 47/200Posteriormente, esta directiva fue modificada por la Directiva 2010/31/UE, que amplió su ámbito de aplicación a todos los edificios, incluyendo los existentes.

En 2013, se publicó el Real Decreto 235/2013, que establece la obligación de presentar el certificado de eficiencia energética de un edificio al momento de venderlo o alquilarlo.

En 2021, se publicó el Real Decreto 390/2021, que actualiza y amplía el procedimiento básico para la certificación de la eficiencia energética de los edificios. Este decreto se ajusta a los compromisos nacionales e internacionales en materia de reducción de emisiones y permite una mayor precisión en la calificación energética de los edificios.

Características del mecanismo de calificación

La calificación de eficiencia energética de un edificio se representa mediante una etiqueta que indica su consumo de energía y emisiones de CO2, clasificándolo en una escala que va desde la clase A (más eficiente) hasta la clase G (menos eficiente).

Esta calificación se basa en la evaluación del edificio en condiciones de funcionamiento homogéneas, sin tener en cuenta el uso real del mismo. Su objetivo es proporcionar información relevante para la toma de decisiones en cuanto a la compra, alquiler o rehabilitación de un edificio.

Tener en cuenta que la calificación energética de un edificio es realizada por empresas especializadas y acreditadas en esta materia. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) no realiza homologaciones ni acreditaciones de empresas de certificación energética.

Nota informativa sobre las empresas de calificación energética de edificios:

El IDAE informa que no realiza ninguna homologación, acreditación o reconocimiento sobre ninguna empresa, entidad, persona física o jurídica con respecto a la certificación de eficiencia energética.

La utilización del nombre del IDAE, de su logo o de cualquiera de sus símbolos que lo representan de forma fraudulenta y sin consentimiento del IDAE, incurren en un delito de falsedad en la calidad de los productos o servicios que se ofertan en el mercado, y serán perseguidos y denunciados ante la autoridad competente.

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