En la actualidad, la labor del docente va más allá de transmitir conocimientos académicos. Se espera que los maestros sean capaces de acompañar y guiar a sus alumnos en su desarrollo socioemocional. Es por eso que ser un docente emocionalmente inteligente se ha convertido en una habilidad fundamental en el ámbito educativo.
¿Por qué necesitamos docentes emocionalmente inteligentes?
La exigencia sobre los profesores ha crecido exponencialmente en los últimos años. Ahora se les considera actores decisivos en el desarrollo socioemocional de sus estudiantes. Sin embargo, la formación que reciben en esta área suele ser escasa y precaria.
El bienestar tanto del docente como de los niños a su cargo depende en gran medida de su inteligencia emocional. Los docentes emocionalmente inteligentes se convierten en referentes para sus alumnos, siendo capaces de resolver conflictos de forma creativa y cuidando su propia expresión emocional y la de los demás. Son un ejemplo a seguir, un modelo de conducta emocional y social saludable.
La generación de emociones positivas en los docentes es fundamental. La innovación educativa ha llevado a dejar atrás el castigo y el dolor como estímulos para el aprendizaje. Ahora se busca enseñar a través de la experiencia, la alegría y distintas estrategias que hacen el proceso de enseñanza-aprendizaje más divertido y eficaz. Esto demanda una evolución en el rol docente, pasando de ser una figura de autoridad a convertirse en un modelo y tutorial que busca sacar lo mejor de sus estudiantes.
Escuelas que emocionan: Docentes emocionalmente inteligentes
En el libro escuelas que emocionan, los autores José Ramiro Viso y Pablo Fernández Berrocal plantean aspectos sobre el estado emocional de los alumnos, profesores y familias en el contexto de la pandemia de la COVID-1Se destaca que aquellos alumnos con más recursos emocionales han llevado mejor la situación y han obtenido mejores resultados académicos.
Las emociones son un elemento fundamental en la educación. Un simple mensaje de móvil acompañado de un emoticono puede cambiar el sentido de una afirmación. Es por eso que los docentes emocionalmente inteligentes buscan aplicar procesos de gestión emocional diariamente para conectar mejor con sus alumnos y crear condiciones óptimas para el aprendizaje.
Educación emocional en docentes
La educación emocional no es una receta mágica, sino la aplicación de procesos de gestión emocional que se convierten en acciones diarias para establecer una mejor conexión con los alumnos. La conciencia emocional de los docentes es fundamental para transmitir conocimientos y reaccionar de manera equilibrada ante distintos hechos.
Según los autores Salovey y Mayer, la inteligencia emocional se compone de cuatro competencias: reconocimiento y expresión emocional, facilitación emocional, comprensión emocional y regulación emocional. Los docentes emocionalmente inteligentes son competentes en estas áreas, lo que les permite establecer relaciones positivas con sus alumnos y mostrar habilidades comunicativas e interpersonales de mayor calidad.
Ser un docente emocionalmente inteligente implica estar conectado con la misión, vocación y valores diariamente. Es estar presente en el aula en cuerpo, alma y emoción, disfrutando del trabajo y siendo capaz de resolver conflictos de forma creativa. Los docentes emocionalmente inteligentes son un ejemplo a seguir y contribuyen al desarrollo de habilidades socioemocionales en sus alumnos.
Si quieres conocer otras notas parecidas a Docentes emocionalmente inteligentes: el arte de educar puedes visitar la categoría Inteligencia.