Existe una creencia popular de que las personas inteligentes tienden a ser más tristes o propensas a sufrir de depresión. A menudo vemos en los medios de comunicación a individuos con altos niveles de inteligencia retratados como personas solitarias y melancólicas. Sin embargo, la relación entre la inteligencia y la depresión es un tema complejo y los estudios al respecto ofrecen resultados contradictorios. En este artículo, exploraremos algunas investigaciones que se han realizado sobre el tema y analizaremos si realmente existe una conexión entre la inteligencia y la tristeza.
La inteligencia y su manifestación
La inteligencia se manifiesta de diferentes formas en las personas y existen diferencias significativas en lo que se considera inteligencia en diferentes culturas. Hay muchos factores que pueden influir en la inteligencia, como los factores genéticos, ambientales y de salud mental y física. En términos de inteligencia general, muchos psicólogos todavía utilizan el test de CI (cociente intelectual). En Estados Unidos, el CI promedio nacional es de 98, mientras que una puntuación de 140 se considera nivel de genio.
Estudios sobre la relación entre la inteligencia y la depresión
En el campo de la psicología, los expertos en epidemiología cognitiva y en el envejecimiento cognitivo estudian la relación entre la inteligencia y otros trastornos. Algunas investigaciones sugieren que la correlación entre el CI y la depresión es complicada de explicar. A continuación, presentaremos algunos ejemplos de estudios anteriores sobre el CI en adultos y en la infancia, y las correlaciones descubiertas entre ellos.
Encuesta de Morbilidad Psiquiátrica en Adultos
Un estudio realizado en Inglaterra, llamado Encuesta de Morbilidad Psiquiátrica en Adultos, examinó la depresión y la inteligencia general. Concluyó que las personas con un cociente intelectual más bajo son menos felices y tienen más probabilidades de desarrollar depresión o síntomas depresivos que aquellas con un CI más alto.
Los sujetos de prueba con un CI más bajo (en el rango de 70-79) se consideraron menos felices que sus compañeros con CI más alto (alrededor de 120), quienes fueron considerados superdotados y por encima del promedio en inteligencia. La encuesta recopiló información de los encuestados sobre si solían estar de buen humor, qué tan satisfechos se sentían con la vida y otras preguntas para evaluar su felicidad y bienestar general.
Una posible explicación de estos resultados podría ser que las personas con un CI más bajo, debido a una menor capacidad y posiblemente opciones de vida limitadas, pueden tener un estatus socioeconómico general más bajo, lo que puede llevar a una menor calidad de vida y bienestar. Por otro lado, las personas con una mayor inteligencia pueden tener más oportunidades para mejorar su calidad de vida y, reducir los factores de riesgo de desarrollar depresión mayor.
Estudio de Salud y Desarrollo Multidisciplinario de Dunedin
Otro estudio a largo plazo se centró en la inteligencia en la infancia y la relación entre CI bajo en la infancia y los trastornos mentales en la edad adulta. Investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard descubrieron que los niños con un CI más bajo tenían un mayor riesgo de desarrollar trastornos psiquiátricos (como trastornos del estado de ánimo y trastornos de ansiedad) y peores resultados de salud mental en la edad adulta en comparación con aquellos con puntuaciones más altas.
Los participantes formaban parte del Estudio de Salud y Desarrollo Multidisciplinario de Dunedin. El grupo estaba compuesto por 037 niños nacidos en Dunedin, Nueva Zelanda, entre 1972 y 197Se evaluaron inicialmente a los tres años y se evaluaron cada dos años hasta los 15, luego a los 18, 21, 26 y 32 años. Se les realizaron pruebas de CI a los 7, 9 y 11 años. Los trastornos mentales se evaluaron desde los 18 hasta los 32 años por parte de clínicos sin conocimiento previo de la historia de salud de los participantes.
Estos hallazgos pueden ser útiles para tratar a adultos de mediana edad con enfermedades mentales. Por ejemplo, algunos clientes pueden tener más dificultades que otros para seguir los planes de tratamiento y ser consistentes con las instrucciones debido a su capacidad cognitiva limitada. Los clínicos pueden tener en cuenta estas áreas al considerar técnicas para enseñar a los clientes. Estos hallazgos también pueden ayudar en la planificación de la prevención. Por ejemplo, las pruebas de CI pueden ayudar en la prevención temprana y el diagnóstico de la depresión mayor y otras afecciones.
Posibles explicaciones
La razón por la cual los CI bajos en la infancia podrían aumentar el riesgo de trastornos mentales, como la depresión, aún no se ha explicado completamente, pero existen algunas teorías y factores posibles. Una teoría sugiere que un CI bajo en la infancia podría indicar una diferencia en la salud cerebral y la función ejecutiva, lo que haría que una persona sea más susceptible a ciertos trastornos mentales que alguien con una mayor inteligencia. En un estudio, los investigadores utilizaron una medida de odds ratio para determinar si existía una correlación entre el CI y la depresión. Los odds ratios mostraron, con alta confiabilidad, que existen fuertes asociaciones entre los CI en la infancia y la gravedad de la depresión.
Otra teoría es que el estrés es un factor determinante. Además, los investigadores consideran si los niños con CI más bajo están menos preparados para enfrentar eventos estresantes de la vida o tienen más probabilidades de encontrarse en situaciones estresantes. Una menor capacidad cognitiva podría hacerlos más propensos a desarrollar uno o más trastornos mentales o síntomas de depresión.
Otra teoría plantea que la depresión y la inteligencia están relacionadas, pero la depresión afecta negativamente la función cognitiva y causa un puntaje bajo en las pruebas de CI. Los investigadores plantean la hipótesis de que la depresión puede causar dificultades de rendimiento, falta de concentración, angustia u otros posibles mediadores durante las pruebas de CI.
Se realizó un experimento con dos grupos para probar esta teoría. Un grupo tenía diferentes grados de depresión autoreportada, y el otro tenía un estado mental saludable. El grupo con un diagnóstico clínico de depresión tuvo un rendimiento significativamente inferior en las pruebas de CI en comparación con el grupo clasificado como mentalmente sano.
Algunos investigadores explicaron este hallazgo diciendo que la depresión disminuye la capacidad del cerebro para funcionar adecuadamente en la corteza frontal (también conocida como lóbulo frontal). La corteza frontal es el centro de control principal del cerebro, responsable de funciones cognitivas como el razonamiento y la resolución de problemas. También controla el juicio, el lenguaje, la memoria y otros procesos esenciales.
Si una persona vive con depresión, independientemente de su CI, puede tener dificultades para aprovechar al máximo sus habilidades y potencial al realizar ciertas actividades, como una prueba de CI, si experimenta síntomas de salud mental.
CI más alto y riesgo de problemas de salud mental
Cualquier persona, incluidas aquellas con una alta inteligencia, puede ser diagnosticada con depresión, independientemente de su salud mental y bienestar anteriores. Algunos investigadores creen que las personas con un CI más alto pueden tener más probabilidades de desarrollar enfermedades mentales como la depresión clínica, el trastorno bipolar o los trastornos de ansiedad.
En un estudio longitudinal publicado en el British Journal of Psychiatry, se encontró que un buen rendimiento escolar se relacionaba con un riesgo casi cuatro veces mayor de desarrollar trastorno bipolar. Además, la investigación indicó que el trastorno bipolar podría ser hasta cuatro veces más común en estudiantes con calificaciones sobresalientes, con calificaciones muy por encima de la desviación estándar de la media.
En otro estudio, se evaluaron enfermedades mentales, incluida la depresión, el trastorno bipolar y los trastornos de ansiedad, y las identidades neurodivergentes como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y el autismo. Sus resultados sugieren que una persona altamente inteligente con un alto CI tenía un mayor riesgo de desarrollar trastornos psicológicos. Esta asociación positiva se conoce como la teoría del hipercerebro e hiperorganismo. Esta teoría sugiere que la alta inteligencia se asocia con sobreactividades psicológicas y fisiológicas, o SEA (por sus siglas en inglés). Una SEA es una reacción inusualmente intensa a los estímulos del entorno.
Las sobreactividades fisiológicas pueden presentar un alto potencial de preocupación y rumiación sobre lo que una persona dice o lo que podría ocurrirle a ellos y a su entorno. Estas tendencias pueden causar depresión, ansiedad y otras respuestas. Sin embargo, tener en cuenta que aunque esto muestra una relación, no prueba que un CI más alto sea la causa de tener una enfermedad mental.
En el caso de los niños con un CI más alto, también se encontró que la depresión era más frecuente en el extremo superior. En un artículo publicado en Scientific American, la psiquiatra Marie-Noëlle Ganry-Tardy afirma que alrededor del 3% de los niños son altamente dotados (con puntuaciones de CI de al menos 130), lo que a menudo les brinda una ventaja en la escuela.
Sin embargo, estas ventajas disminuyen para los más excepcionalmente dotados (con puntuaciones de CI por encima de 140). Ganry-Tardy explica que los niños con un CI superior a 140 adquieren una perspicacia a una edad temprana y su velocidad de procesamiento es más rápida que la de sus compañeros y muchos adultos. Esta alta inteligencia y perspicacia pueden generar problemas en la edad adulta, como ser conscientes del riesgo potencial de fracaso o el miedo a no ser aceptados por otros niños, y ser más conscientes de las malas noticias del entorno. Esta conciencia emocional puede paralizar a los niños hasta el punto de la parálisis emocional, según Ganry-Tardy. Estas situaciones pueden llevar a la depresión en un niño, adolescente o adulto.
Si bien puede resultar confuso determinar cuál de estas teorías es más plausible, es importante recordar que, incluso si existe una conexión entre la depresión y la inteligencia, sigue siendo solo un factor de riesgo y el simple hecho de tener un CI bajo o alto no significa que una persona experimentará una enfermedad mental como la depresión.
Independientemente de las causas subyacentes de la depresión, esta puede ser una condición de salud debilitante para cualquier persona, sin importar su CI. Además, existen múltiples tipos de inteligencia y una persona con un CI bajo puede ser inteligente en otro campo, como las emociones, el arte o la música. Independientemente de su CI, si experimenta depresión, considere buscar apoyo y ayuda.
Muchas personas que buscan mejorar su salud mental en la edad adulta se enfrentan a barreras para recibir tratamiento con un terapeuta en persona, por lo que si le resulta difícil pagar la terapia, puede beneficiarse al probar la terapia en línea. A través de plataformas como BetterHelp, puede conectarse con un profesional licenciado desde su hogar y elegir entre sesiones por teléfono, video o chat en vivo. Si le resulta difícil levantarse de la cama o cuidar de sí mismo debido a un episodio depresivo, síntomas de depresión o un trastorno del estado de ánimo, puede recibir terapia en línea desde su hogar.
Además, varios estudios clínicos han demostrado que la terapia en línea trata eficazmente la depresión. Muchas personas que participan en terapia en línea experimentan una reducción significativa en sus síntomas de depresión. La terapia en línea también suele ser más económica que los modelos tradicionales de terapia en persona.
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