En la actualidad, existe un gran consenso en definir las funciones ejecutivas como un conjunto de procesos que supervisan la ejecución y determinan el control de la actividad cognitiva y comportamental en el individuo. Estas funciones se encuentran localizadas en los lóbulos frontales y son fundamentales para operaciones cognitivas como la memorización, la metacognición, el aprendizaje y el razonamiento.
Importancia de las funciones ejecutivas en los procesos mentales
Las funciones ejecutivas permiten acciones como planificar eventos o situaciones, elegir entre distintas opciones, discriminar entre estímulos relevantes e irrelevantes, mantener la atención en una tarea y decidir qué tipo de movimiento motor es el apropiado en cada momento. Un buen funcionamiento de las funciones ejecutivas permite una mayor competencia para regular el comportamiento y efectuarlo de manera eficiente.
Actividades para fortalecer las funciones ejecutivas
Existen diversas actividades que pueden ayudar a fortalecer las funciones ejecutivas en el día a día. A continuación, se presentan algunas de ellas:
Descripción de la apariencia de un objeto o una persona
Esta actividad estimula numerosas capacidades como el establecimiento de características diferenciales, elaboración de categorías, estructuración del discurso lingüístico y focalización de la atención en los detalles relevantes. Además, se estimula el pensamiento alternativo al valorar el objeto desde una perspectiva objetiva, eliminando prejuicios o valoraciones subjetivas.
Descubrimiento de pautas
La continuación de series incompletas implica procesos de razonamiento abstracto deductivo e inductivo. Nuestra mente debe analizar las características físicas de los elementos disponibles para encontrar patrones y rasgos comunes que permitan deducir cuál va a ser el siguiente componente. Este proceso es fundamental para la generación de expectativas y la toma de decisiones.
Generación de planes de acción alternativos
Esta actividad se vincula a la flexibilidad mental a la hora de reflexionar sobre situaciones o acontecimientos. Consiste en elaborar diversas explicaciones alternativas sobre las causas de las experiencias o contemplar otras opciones distintas a un plan inicial establecido. Generar varias perspectivas sobre un hecho permite adoptar una postura más objetiva y tomar decisiones fundamentadas racionalmente.
Práctica de la capacidad creativa
La creatividad es un componente central de la inteligencia humana y puede estimularse realizando tareas habituales de forma distinta. Modificar los procedimientos automatizados en su ejecución, resolver problemas de forma innovadora o cambiar rutinas cotidianas son ejemplos de actividades que estimulan la capacidad creativa. Estas prácticas facilitan la generación de nuevas conexiones neuronales y nuevos aprendizajes.
Utilización de metáforas
La utilización de metáforas implica combinar distintas habilidades complejas. Se deben recuperar información almacenada en la memoria, establecer analogías y activar la capacidad atencional para discriminar entre la información relevante e irrelevante. Utilizar metáforas al comunicar ideas estimula el pensamiento abstracto y la capacidad de categorización.
Ejercitación de la capacidad atencional selectiva y sostenida
Actividades novedosas requieren una gran intensidad de atención y concentración. Hallar diferencias entre estímulos, aprender un idioma nuevo o tocar un instrumento musical implican activar la memoria de trabajo, crear nuevas conexiones neuronales y ejercitar el control inhibitorio. Estas actividades permiten desarrollar la capacidad de atención selectiva y sostenida.
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- ¿Qué son las funciones ejecutivas?
- ¿Dónde se encuentran localizadas las funciones ejecutivas?
- ¿Qué actividades pueden fortalecer las funciones ejecutivas?
- ¿Cómo se puede estimular la capacidad creativa?
- ¿Cuál es la relación entre la capacidad atencional y las funciones ejecutivas?
Fortalecer la inteligencia ejecutiva es fundamental para mejorar la capacidad de regulación del comportamiento y la eficiencia cognitiva. A través de actividades como describir objetos, descubrir pautas, generar planes de acción alternativos, practicar la creatividad, utilizar metáforas y ejercitar la capacidad atencional, es posible potenciar las funciones ejecutivas y mejorar el rendimiento cognitivo en general.
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