Las preocupaciones son un elemento común en la vida de muchas personas. Surgen cuando sentimos que algo escapa de nuestro control o no está como nos gustaría. Estos pensamientos recurrentes y circulares no solo nos bloquean, sino que también generan ansiedad.
Si queremos ser más inteligentes y dejar de preocuparnos, es importante aprender a detener estos pensamientos y generar alternativas. De esta manera, reduciremos los síntomas de ansiedad y desarrollaremos herramientas para enfrentar la realidad de manera más efectiva.
Elimina las preocupaciones de tu mente
Las preocupaciones son una respuesta cognitiva a la alteración emocional que experimentamos cuando enfrentamos un problema o queremos alcanzar un objetivo que parece inalcanzable. Estos pensamientos repetitivos generan una alta activación fisiológica y se asocian con emociones negativas como la ira, la tristeza o el miedo.
Es importante entender que las preocupaciones son solo una respuesta que se activa ante eventos externos que generan emociones negativas. Si logramos desarrollar un patrón de pensamiento alternativo, podremos reducir el ciclo de pensamientos circulares.
Exprésate
Acumular emociones dentro de nosotros solo hace que estas aumenten y se desborden. Por eso, cuando sientas una emoción negativa, busca la forma de exteriorizarla. Esto te ayudará a canalizarla y procesarla de manera más saludable.
Realiza actividad física
El ejercicio regular tiene un efecto positivo en nuestro sistema hormonal y nos ayuda a sentirnos mejor. Además, impacta de manera positiva en nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos.
Acepta y suelta
Existen cosas en la vida sobre las que tenemos control y otras sobre las que no. Aprende a aceptar aquellas situaciones que no puedes cambiar y suéltalas. De esta manera, podrás liberarte de la preocupación constante y enfocarte en lo que sí puedes cambiar.
Nada permanece igual
Es importante recordar que las cosas cambian constantemente y que nada permanece igual. Aceptar esta realidad nos ayudará a enfrentar mejor la adversidad y superarla.
Respira
La respiración diafragmática es una técnica utilizada por los psicólogos para reducir la activación fisiológica y promover la relajación. Esta técnica es especialmente útil en situaciones de crisis de ansiedad, pero también puede ayudarnos a calmar la mente en general.
Evita el exceso de análisis
El análisis es importante para encontrar soluciones a los problemas, pero cuando se vuelve excesivo y sin sentido, solo nos lleva a la preocupación y la ansiedad. Dedica tiempo a analizar de manera proactiva y enfocada en la búsqueda de alternativas.
Establece un tiempo para preocuparte
Dedica unos minutos específicos al día para pensar de manera circular y preocuparte. Establece una rutina y asegúrate de que sea siempre a la misma hora. De esta manera, podrás limitar el bombardeo constante de preocupaciones.
Busca tiempo para oxigenarte
Salir del ciclo de preocupación de forma física es muy beneficioso. Pasear por la naturaleza, disfrutar del ocio en familia o socializar pueden ayudarte a desconectar y reducir la preocupación constante.
Sé asertivo
Aprender a decir no, escuchar nuestras necesidades y no ceder ante los demás nos ayuda a reducir directamente gran parte de las preocupaciones diarias. Trabaja en tu asertividad y prioriza tu bienestar.
El exceso de preocupaciones puede aumentar significativamente el estrés y la ansiedad, e incluso generar síntomas depresivos. Sin embargo, podemos cambiar este patrón y reducir los pensamientos negativos, generando alternativas y mejorando nuestro bienestar.
Ángel Rull, psicólogo.
¿Qué sucede cuando una persona se preocupa demasiado?
Preocuparse en exceso puede tener graves consecuencias tanto para nuestra mente como para nuestro cuerpo. La mente tiene un gran poder sobre nuestro estado físico y emocional, y puede llegar a causar enfermedades.
Si pasamos noches en vela preocupados por un tema o situación, podemos experimentar dolores de cabeza, problemas estomacales e incluso dolores musculares. Esto lo hemos visto en deportistas de alto nivel, quienes han confesado que sus lesiones eran más frecuentes cuando su mente no estaba en equilibrio y la ansiedad se apoderaba de ellos.
Esto también se aplica al resto de las personas. Cada uno de nosotros reacciona de manera diferente, pero el estrés, los ataques de pánico y las preocupaciones constantes pueden causar problemas físicos diversos.
En Estados Unidos, por ejemplo, 40 millones de personas sufren de ansiedad, según Web Med. Esta condición puede llegar a afectar gravemente el desempeño laboral, lo que a su vez afecta los ingresos. El círculo vicioso continúa, la ansiedad aumenta y nuestra salud empeora.
La preocupación crónica y el estrés emocional pueden desencadenar una serie de problemas de salud. Cuando nos enfrentamos diariamente a preocupaciones y ansiedades excesivas, nuestro sistema nervioso libera hormonas del estrés como el cortisol. Estas hormonas pueden aumentar los niveles de azúcar en la sangre y los triglicéridos, lo que puede tener graves consecuencias físicas.
Reacciones físicas:
- Dificultad para tragar
- Mareos
- Boca seca
- Latidos cardíacos acelerados
- Fatiga
- Dolores de cabeza
- Incapacidad para concentrarse
- Irritabilidad
- Dolores musculares
- Tensión muscular
- Náuseas
- Energía nerviosa
- Respiración rápida
- Dificultad para respirar
- Transpiración y sudoración excesiva
- Temblor y espasmos
Además de estas reacciones físicas, el estrés crónico y las hormonas del estrés pueden tener consecuencias graves en nuestro cuerpo, como la supresión del sistema inmunológico, trastornos digestivos, tensión muscular intensa, pérdida de memoria a corto plazo, enfermedad coronaria prematura e infarto de miocardio.
Dejar las preocupaciones y ser más inteligente implica aprender a manejar nuestras emociones, encontrar formas saludables de expresarlas y buscar alternativas. Además, es esencial cuidar de nuestra salud física y mental, evitando el exceso de estrés y ansiedad. Recuerda que tú tienes el poder de tomar el control de tus preocupaciones y vivir una vida más plena y feliz.
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