Clever Hans, el famoso caballo que sorprendió a la sociedad alemana a comienzos del siglo XX, fue considerado superdotado debido a sus habilidades matemáticas y su capacidad para responder preguntas. Sin embargo, el estudio de su caso reveló un sesgo en la investigación científica conocido como el efecto Clever Hans.
Origen de la historia de Clever Hans
La historia de Clever Hans comenzó en el verano de 1904, cuando se corrió el rumor de que un hombre llamado Wilhelm von Osten tenía un caballo más inteligente que muchos humanos. Von Osten realizaba espectáculos en los que el caballo, además de trotar con elegancia, realizaba operaciones matemáticas, contaba personas y daba la hora.
La fama de Clever Hans se extendió rápidamente y se escribieron numerosas notas sobre él en diferentes lugares del entorno. El caballo se convirtió en un héroe para los niños y se crearon juguetes y canciones en su honor. Sin embargo, algunos científicos comenzaron a dudar de las habilidades del caballo y se formó una comisión para investigar el fenómeno.
La investigación de Clever Hans
La comisión de científicos de la Universidad de Berlín presenció directamente las habilidades del caballo y firmó una carta en la que daban fe de sus destrezas. Sin embargo, el psicólogo Carl Stumpf decidió investigar más a fondo y encomendó a su alumno Oskar Pfungst que examinara las habilidades de Clever Hans.
Pfungst descubrió que si él miraba los números, el caballo acertaba en las operaciones matemáticas, pero si los desconocía, Clever Hans erraba en sus respuestas. También notó que cuando le susurraban la suma en el oído, el caballo no lograba hacer la operación. A través de diferentes experimentos, Pfungst descubrió que Clever Hans era capaz de leer las señales del entorno y así acertaba en sus respuestas.
El efecto Clever Hans
El descubrimiento de Pfungst reveló que Clever Hans no era realmente inteligente, sino que estaba condicionado por las señales que recibía de su entorno. Los interrogadores emitían pequeñas señales corporales que el caballo interpretaba para llegar a las respuestas correctas. Este fenómeno se conoce como el efecto Clever Hans y ha dejado una marca en la investigación científica.
El caso de Clever Hans nos enseña la importancia de ser cautelosos al interpretar los resultados de los estudios y experimentos. Es necesario tener en cuenta posibles sesgos y asegurarse de que los resultados sean realmente atribuibles a las habilidades de los sujetos de estudio.
Clever Hans, el caballo que fue considerado superdotado por sus habilidades matemáticas, en realidad no era tan inteligente como se creía. Su capacidad para responder preguntas se basaba en la interpretación de señales del entorno. El caso de Clever Hans ha dejado una lección importante en la investigación científica y nos recuerda la importancia de ser cautelosos al interpretar los resultados de los estudios.
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