José Antonio Álvarez Condarco fue un militar argentino que desempeñó un papel fundamental en la historia de la inteligencia militar. Nacido en San Miguel de Tucumán en 1780, Álvarez Condarco se destacó como fabricante de pólvora y otros explosivos, cartógrafo, ayudante de campo y secretario privado del general José de San Martín.
Una vida llena de patriotismo
Desde joven, Álvarez Condarco demostró su compromiso con la causa revolucionaria. En 1810, se unió a la filial de la Logia Lautaro en Tucumán, liderada por José Moldes. Ese mismo año, fue comisionado junto con Antonio Álvarez Jonte para llevar a cabo una misión diplomática en Chile, donde lograron establecer una alianza militar entre los revolucionarios de ambos países.
Posteriormente, Álvarez Condarco se trasladó a Lima, donde no encontró un movimiento revolucionario similar al de Argentina y Chile. A pesar de las dificultades, su valentía y conocimiento en explosivos le valieron ser reconocido como oficial de artillería en 1812 y ser nombrado director de la fábrica de pólvora de Córdoba.
En 1813, Álvarez Condarco formó parte de la campaña del coronel Juan Gregorio de Las Heras a Chile, donde asumió la responsabilidad de dirigir el arsenal patriota. Durante su estancia en Chile, estableció una estrecha amistad con Marcos Balcarce, quien le envió mensajes importantes al general José de San Martín antes de la derrota de la Patria Vieja chilena en la batalla de Rancagua.
El Libertador reconoció el patriotismo y las habilidades de Álvarez Condarco, y decidió retenerlo a su lado. Lo nombró director de polvorín y lo envió en una misión confidencial a Buenos Aires para establecer la cantidad y tipo de artículos de guerra necesarios para la campaña de los Andes.
El papel de Álvarez Condarco en la campaña de los Andes
A fines de 1816, San Martín envió a Álvarez Condarco a Chile con el supuesto objetivo de entregar cartas al gobernador realista Casimiro Marcó del Pont. Sin embargo, el verdadero propósito era que Álvarez Condarco memorizara los accidentes geográficos de la cordillera para luego marcar el camino del ejército. A su regreso, Álvarez Condarco trazó mapas fundamentales para el cruce del Ejército de los Andes a Chile por los pasos de Los Patos y Uspallata.
Además de su labor como cartógrafo, Álvarez Condarco también actuó como ayudante de campo de San Martín. Participó en la batalla de Chacabuco, donde demostró su valentía y liderazgo. En 1818, fue enviado a Gran Bretaña para comprar barcos para la primera escuadra chilena, y también persuadió a Lord Thomas Cochrane de aceptar el mando de la misma.
Después de la Expedición Libertadora del Perú, Álvarez Condarco se retiró del ejército y se estableció en Chile. Se dedicó a la construcción de caminos y enseñó matemáticas durante varios años. También ocupó el cargo de jefe del Departamento de Ingenieros y Caminos de la República de Chile.
Un legado olvidado
A pesar de su valiosa contribución a la independencia de Argentina y Chile, Álvarez Condarco vivió sus últimos años en la pobreza. Impedido de regresar a su país debido a su oposición al régimen de Rosas, falleció en 1855 en Santiago de Chile. Sus amigos tuvieron que costear su funeral.
En la década de 1980, se intentó repatriar los restos de Álvarez Condarco, pero se descubrió que su sepultura había sido enajenada después de 100 años por abandono. A pesar de este olvido, su legado como experto en inteligencia militar y cartografía perdura hasta el día de hoy.
La historia de José Álvarez Condarco es un ejemplo de valentía, patriotismo y dedicación a la causa revolucionaria. Su labor como fabricante de explosivos, cartógrafo y ayudante de campo fue fundamental para el éxito de la campaña de los Andes y la independencia de Argentina y Chile. A pesar de los obstáculos y la falta de reconocimiento, Álvarez Condarco dejó un legado importante en el campo de la inteligencia militar.
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