En la vida cotidiana, a menudo realizamos actividades que sabemos que no son saludables para nuestro cuerpo, como beber en exceso, comer alimentos poco saludables, fumar o no hacer ejercicio. Somos conscientes de que estas decisiones pueden afectar a nuestra salud cardiovascular, gastrointestinal, renal, hepática, pulmonar, muscular y articular, entre otras.
Sin embargo, hay hábitos que pueden perjudicar directamente nuestra inteligencia y salud cerebral. No nos referimos al abuso de alcohol o drogas ilegales, que son temas ampliamente discutidos, sino a otros hábitos aparentemente inofensivos. Por ejemplo, la falta de sueño puede ser una causa de demencia a largo plazo, incluyendo la enfermedad de Alzheimer. Además, el consumo de comida chatarra puede afectar nuestra capacidad de aprendizaje y provocar depresión.
Lo peor de estas conexiones entre hábitos y enfermedades es que se convierten en una trampa: una vez que el tejido cerebral se daña, es más probable que se repita esa conducta. Por ejemplo, las personas con depresión tienden a tener menos motivación para hacer ejercicio, a pesar de que el ejercicio es una de las mejores formas de combatir esta enfermedad.
Estas son algunas de las causas diarias aparentemente inocuas que pueden perjudicar seriamente tu inteligencia:
Vivir en la oscuridad
Es bien conocido el síndrome de la depresión estacional que afecta a muchas personas en los países del norte, donde hay menos horas de luz natural a lo largo del año. Estudios han demostrado que la falta de exposición a la luz natural, especialmente en las primeras horas del día, aumenta el riesgo de depresión y empeora los síntomas en quienes ya la padecen. La falta de luz solar también afecta la calidad del sueño, lo que puede agravar aún más los daños en la salud cerebral.
Consumir demasiadas noticias
La exposición constante a noticias negativas que generan ansiedad puede dañar el cerebro. Estas noticias activan la amígdala, la parte del cerebro relacionada con el miedo y la respuesta a las amenazas, es decir, la respuesta de luchar o huir. Mantenerse constantemente en estado de alerta genera inflamación crónica, que es una de las principales causas de enfermedades neurodegenerativas y trastornos depresivos.
Escuchar música a un volumen muy alto
Los auriculares nos permiten disfrutar de nuestra música favorita en privado y son una bendición para las personas que nos rodean. Sin embargo, debemos tener cuidado con el volumen. Escuchar música a un volumen demasiado alto puede dañar el oído y provocar pérdida de audición, lo que a su vez puede contribuir a la pérdida de memoria y aumentar el riesgo de demencia.
Pasar demasiado tiempo solos
Los expertos están que las secuelas psicológicas de la pandemia de Covid-19 están relacionadas con la falta de conexiones sociales. Relacionarse con los demás estimula la neuroplasticidad, es decir, la creación de nuevas conexiones y neuronas en el cerebro, prolonga la vida y protege contra enfermedades neurodegenerativas. Estudios también han encontrado que el aislamiento aumenta el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.
Demasiadas horas frente a una pantalla
Pasar todo el día mirando pantallas, ya sea la del ordenador en el trabajo, la de la televisión en casa o la del teléfono móvil en el resto del tiempo, no solo aumenta el riesgo de depresión y ansiedad, sino que también afecta físicamente al cerebro. Pasar demasiado tiempo en redes sociales, por ejemplo, reduce la materia gris y la materia blanca (las conexiones entre las neuronas) en el lóbulo frontal, donde se produce el pensamiento racional y lógico.
Consumir azúcar en exceso
A menudo, los antojos de azúcar son una forma en la que nuestro cuerpo busca automedicarse frente al estrés. Sin embargo, consumir demasiada azúcar puede provocar fluctuaciones en los niveles de glucosa en sangre, lo que empeora la situación y puede causar mal humor, depresión, ansiedad y un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
Pasar el día sentado
En las sociedades modernas, muchas personas pasan entre 10 y 16 horas al día sentadas, lo cual puede afectar gravemente las capacidades cognitivas. El movimiento es necesario para el correcto funcionamiento del cerebro, especialmente para el pensamiento lógico y deductivo. El ejercicio físico aumenta la producción de BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), una molécula que promueve la formación de nuevas conexiones y neuronas.
Falta de sueño
La falta de sueño de calidad tiene un impacto directo en la energía mental, la memoria y las capacidades cognitivas. Cuando el insomnio se vuelve crónico, los problemas de memoria y procesamiento cerebral pueden volverse permanentes, aumentando el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Es poco probable que uno de estos malos hábitos dañe tu cerebro de manera significativa, pero la combinación y la repetición a lo largo de la vida son lo que los hace peligrosos.
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- ¿Qué hábitos perjudican la inteligencia?
- ¿Cómo afecta la falta de sueño a la salud cerebral?
- ¿Qué problemas pueden causar pasar demasiado tiempo frente a una pantalla?
- ¿Por qué el consumo excesivo de azúcar es perjudicial para el cerebro?
- ¿Cuál es la importancia del movimiento para el cerebro?
Es importante tomar conciencia de los hábitos diarios que pueden perjudicar nuestra inteligencia y salud cerebral. Vivir en la oscuridad, consumir demasiadas noticias, escuchar música a un volumen muy alto, pasar demasiado tiempo solos, estar frente a una pantalla durante horas, consumir azúcar en exceso, pasar el día sentados y dormir mal son factores que pueden tener un impacto negativo en nuestra inteligencia y en el funcionamiento de nuestro cerebro.
Para mantener una buena salud cerebral, es recomendable buscar la exposición a la luz natural, limitar la cantidad de noticias negativas que consumimos, cuidar el volumen de la música, mantener conexiones sociales, reducir el tiempo frente a las pantallas, controlar el consumo de azúcar, realizar actividad física regularmente y asegurarnos de tener un sueño reparador.
Recuerda que la combinación de estos hábitos y su repetición a lo largo del tiempo pueden tener consecuencias graves para nuestra inteligencia y salud cerebral. Por lo tanto, es importante tomar medidas para evitar o reducir estos factores perjudiciales y adoptar hábitos más saludables para nuestro cerebro.
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